Ayer, 21 de junio, volví al paseo que hay junto al río Voltoya a su paso por la Sierra de Ojos Albos. En las próximas tres semanas es muy probable que no publique nada, pues estaré en Irlanda y no tendré tiempo para el blog.
Nada más llegar, fuimos recibidos por los aláudidos. Nunca antes había visto tantas aves de este tipo por el lugar. Cogujadas, terreras y alondras comunes salían volando a medida que avanzábamos por el camino. Incluso vi una cogujada montesina, especie nueva para mi. Seguimos caminando por la cuesta del principio y no tardaron en aparecer alcaudones comunes y trigueros.
Continuamos andando y, ya arriba, apareció un macho de roquero rojo. Los aviones roqueros eran, como siempre, habituales y en medio del sendero apareció una perdiz roja. Volando por los cielos y posados sobre las rocas de las montañas del fondo, había buitres leonados y negros. Durante esta visita, no vi tantos ejemplares de escribano hortelano como en la anterior, pero los mirlos eran más abundantes que nunca.
Proseguimos nuestra marcha y llegamos más lejos que nunca, a una zona en la que las cárcavas van desapareciendo y en su lugar abundan los arbustos y matorrales. En esta zona, abundaban paseriformes como el zarcero políglota (antes llamado común) y el pinzón vulgar. Tampoco faltaron los colirrojos tizones, los verdecillos y aláudidos como la cogujada común y la alondra totovía. En las pocas rocas que sobresalían de la tierra había roqueros rojos (localicé dos machos por esta zona) y escribanos hortelanos. Llegamos hasta donde el sendero y el río Voltoya se juntan, y como se hacía de noche, nos apresuramos en volver. Durante la vuelta, la zona de matorrales y arbustos se animó, pues además de las aves ya mencionadas, también vimos tarabillas comunes y dos currucas: una carrasqueña y otra mirlona.
El resto del trayecto, estuvo carente de aves que no hubiéramos visto antes, a excepción de un bisbita campestre. También fue destacable la observación de otra curruca mirlona y de un corzo. En las proximidades de nuestro coche, volvimos a ver terreras, cogujadas y alondras comunes.
P.D.: El 5 de agosto de 2014, tres alcaudones reales meridionales adultos además de unos posibles juveniles de esta especie al atardecer en la cuesta inicial de la ruta.
Nada más llegar, fuimos recibidos por los aláudidos. Nunca antes había visto tantas aves de este tipo por el lugar. Cogujadas, terreras y alondras comunes salían volando a medida que avanzábamos por el camino. Incluso vi una cogujada montesina, especie nueva para mi. Seguimos caminando por la cuesta del principio y no tardaron en aparecer alcaudones comunes y trigueros.
Continuamos andando y, ya arriba, apareció un macho de roquero rojo. Los aviones roqueros eran, como siempre, habituales y en medio del sendero apareció una perdiz roja. Volando por los cielos y posados sobre las rocas de las montañas del fondo, había buitres leonados y negros. Durante esta visita, no vi tantos ejemplares de escribano hortelano como en la anterior, pero los mirlos eran más abundantes que nunca.
Proseguimos nuestra marcha y llegamos más lejos que nunca, a una zona en la que las cárcavas van desapareciendo y en su lugar abundan los arbustos y matorrales. En esta zona, abundaban paseriformes como el zarcero políglota (antes llamado común) y el pinzón vulgar. Tampoco faltaron los colirrojos tizones, los verdecillos y aláudidos como la cogujada común y la alondra totovía. En las pocas rocas que sobresalían de la tierra había roqueros rojos (localicé dos machos por esta zona) y escribanos hortelanos. Llegamos hasta donde el sendero y el río Voltoya se juntan, y como se hacía de noche, nos apresuramos en volver. Durante la vuelta, la zona de matorrales y arbustos se animó, pues además de las aves ya mencionadas, también vimos tarabillas comunes y dos currucas: una carrasqueña y otra mirlona.
El resto del trayecto, estuvo carente de aves que no hubiéramos visto antes, a excepción de un bisbita campestre. También fue destacable la observación de otra curruca mirlona y de un corzo. En las proximidades de nuestro coche, volvimos a ver terreras, cogujadas y alondras comunes.
Cortados del Voltoya |
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