La mañana del 5 de mayo de 2012, estuve con mi padre en la laguna de El Oso.
Llegamos a las 8:00 de la mañana y en la laguna sólo había ánades reales y
fochas. En un prado cercano había cigüeñas blancas, avefrías y garcillas
bueyeras.
Por el cielo volaban milanos reales y negros. Nos acercamos a la
laguna por el camino de San Pascual y vimos dos parejas de cigüeñuelas con un
juvenil que posiblemente nació en esta laguna. Decepcionado, volví al coche con
mi padre por el camino vi un escribano palustre, tarabillas comunes, trigueros
y lavanderas. Además de un milano negro que estaba posado en una valla y que
nos dejó acercarnos mucho a él. Antes de meterme en el coche, subí al
observatorio ha echar un último vistazo a la laguna. Entonces vi algo
que no me esperaba. En un prado cercano al observatorio había un zarapito real
picoteando el suelo junto a pequeños paseriformes. Me metí en el coche y por el
camino me iba fijando a ver si veía algún pájaro. En una zona de tierra con
escombros de obra que se encuentra junto a un canal de riego, me sorprendí al
ver limícolas en una zona que no parece adecuada para ellas. Vi una avefría
picoteando el suelo y le dije a mi padre que parase el coche. Abrí la
ventanilla y vi con los prismáticos varias avefrías, unos cuatro chorlitejos
chicos y un posible correlimos común que se escondía en una zanja. Además,
vimos una liebre y dos perdices que atravesaron el camino de tierra. Fue una
buena salida.
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